Hace muchos años, en 1988, un jovencísimo Chema Madoz colgaba en El Círculo de Bellas Artes más de medio centenar de fotografías de formato muy reducido en la Sala Minerva, dedicada a los jóvenes talentos. Fue la primera vez que una exposición del fotógrafo madrileño consiguió una amplia repercusión en prensa. De su obra se habló mucho y se habló muy bien en los principales medios nacionales. Era el preámbulo de la que se iba a convertir en una carrera creativa fructífera y llena de reconocimiento.
33 años después, la Sala Picasso del Círculo ofrece hasta el 21 de noviembre 73 fotografías de Chema Madoz, en la exposición “Crueldad” que permite observar bajo una luz diferente las creaciones del fotógrafo, cuya obra tolera, o incluso exige, una multiplicidad de registros de percepción. El que proponen los comisarios de “Crueldad” nos invita a encontrar lo inquietante y lo inhóspito en imágenes que contienen objetos familiares y cercanos… hasta que pasan por el objetivo y la manipulación de Madoz.
“Una imagen, una imagen sólo (una alfombra, una taza, una cuchara, un cajón, un zapato…), y todo lo apacible o rutinario, todo lo más cercano y familiar se amotina y subleva, parece conspirar hasta hostigarnos. Se rebela y, perverso, se revela algo hostil y taimado, quizá incluso letal potencialmente… Una sombra en cada recodo; cada espejo, un abismo; en cada herramienta o utensilio hay un arma que espera su momento, ese instante fatal e impredecible”. Así explican los comisarios de la exposición, Juan Barja y Patxi Lanceros, esta otra forma de leer algunas imágenes de Madoz. El particular agrupamiento concebido por Barja y Lanceros revela un aspecto turbador: el ambiente cruel con el que las fotografías quedan unidas, algo que además de causar sorpresa en el espectador, abre un nuevo horizonte en el trabajo del fotógrafo madrileño. “No se trata de descubrir nada nuevo, sino de descubrir lo que ya estaba en las imágenes”, ha señalado Patxi Lanceros durante la presentación. La idea inicial con la que concibieron este proyecto era “subrayar una carencia en la recepción habitual de la obra de Madoz, del que de forma habitual se destacan los aspectos optimistas, irónicos y amables de sus composiciones”.
Más allá de la intención de la tesis curatorial, las 73 fotografías presentadas sirven para volver a encontrarse con la personalísima visión del creador madrileño unas veces a través de imágenes ya conocidas y otras mediante obras de nueva factura que ven la luz por primera vez en esta muestra. Para un mayor disfrute del visitante, todas las imágenes están acompañadas por un breve texto unas veces anónimo, otras firmado por diferentes autores entre los que están Borges, Dante, Homero, Lorca, Bach, W. Benjamin, Kafka o Springsteen entre otros.
Con motivo de la exposición se ha editado un catálogo, en coproducción con La Fábrica, que incluye una selección de 102 imágenes, así como textos firmados por Juan Barja, Patxi Lanceros y Oliva María Rubio.