El mapa y el territorio, restrospectiva para descubrir a Luigi Ghirri

El mapa y el territorio,  retrospectiva del artista italiano Luigi Ghirri (Scandiano, 1943-1992), es la exposición que el Museo Nacional Reina Sofía ofrece al público hasta el próximo 7 de enero de 2019. Es una muestra con 250 fotografías organizada por el museo español que recala en Madrid después de pasar por Essen y antes de finalizar su restringida itinerancia en el Jeu de Paume de París.

Pero ¿quién era Luigi Ghirri? Esa pregunta va a ser la más común entre quienes oigan hablar de esta exposición porque este artista italiano fue un hombre de cortos recorridos cuya obra apenas viajó fuera de Italia. Pese a ello, la historia del arte le guarda un puesto propio como exponente de la fotografía conceptual y en color realizada en los años 70.

Por aquel tiempo, cuando la fotografía con mayores pretensiones recelaba aún de las posibilidades del color como vehículo de expresión artística, el italiano Luigi Ghirri decidió apostar por la fotografía en color “porque el mundo es en color”. Tenía 27 años. En realidad había tomado antes otra decisión aún de mayor riesgo, dejar su trabajo como aparejador y topógrafo para dedicarse plenamente a la fotografía.

A partir de ese momento se inició una producción fértil con miles de imágenes realizadas mayoritariamente en las inmediaciones de su entorno, de escasas pretensiones técnicas, que foto a foto tampoco resaltan pero que en su conjunto constituye un corpus y un relato del entorno cotidiano y del paisaje urbano y vivido que es personal, poético y valioso.

De la modestia técnica de su producción nos habla un par de datos. Ghirri trabajaba con una pequeña cámara Canon, utilizaba película Ektachrome de Kodak -como todos los aficionados- y la llevaba a revelar a laboratorios comerciales de barrio sin mayores pretensiones. Uno nunca sabe cuando las circunstancias nacen de un posicionamiento o, sencillamente, de la falta de medios para acceder a algo mejor, pero al final acaban marcando un estilo que es el que le valió ser reconocido y el que ha motivado la exposición que ahora puede visitarse en Madrid.

Esta muestra del Museo Reina Sofía es tributaria de la que realizó el artista en 1979 – su primera gran exposición- ya que toma de aquella la distribución de las obras en los mismos catorce conjuntos fotográficos, que incluyen proyectos tan significativos en su trayectoria como Atlante (1973), con fotografías de páginas de un atlas; grupos más amplios como Diaframma 11, 1/125, luce naturale (1970-79), con imágenes en las que observan la forma en que las personas fotografían y son fotografiadas; o el paisaje de los signos en la Italia provincial en Italia Ailati y Vedute (1970-79).

Tras el recorrido por todas estas series se puede apreciar, tal como lo expresa la nota el Museo, que Ghirri mantuvo una constante fascinación por las representaciones del mundo en forma de reproducciones, fotos, pósteres, maquetas y mapas, y el modo en que estas representaciones se insertaban en la realidad, como signos que entran a formar parte de la ciudad o el paisaje. La mediación de la experiencia a través de las imágenes en una Italia que oscilaba entre lo viejo y lo nuevo se convirtió para él en un terreno de investigación inagotable: “una gran aventura en el mundo del pensamiento y la mirada, un maravilloso y mágico juguete que consigue combinar milagrosamente nuestra conciencia adulta con el mundo de cuento de los niños… un viaje sin fin en las grandes y pequeñas variaciones y en el ámbito de las ilusiones y las apariencias, un espacio laberíntico y especular de multitudes y simulación”.

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