Desde hoy sevillanos y visitantes de la ciudad de Híspalis tienen oportunidad de descubrir una de las facetas más desconocidas de Robert Capa, su fotografía en color. Pese a que no se trata de trabajos aislados (Capa usó el color sistemáticamente desde 1941) lo cierto es ha sido su fotografía en blanco y negro la que ha adquirido relevancia y presencia a lo largo de los años.
La muestra Robert Capa en color que ofrece ahora la Obra Social de la Caixa en su sede de Sevilla hasta el 13 de mayo, fue organizada por el International Center of Photography de Nueva York (CIP) con motivo del centenario del nacimiento del fotógrafo y se pudo ver a finales de 2016 en Madrid en el Círculo de Bellas Artes.
La exposición divide sus 150 fotografías en 16 secciones dedicadas a la II Guerra Mundial, la URSS, Estados Unidos, Hungría, Marruecos, Israel, Noruega, Deauville y Biarrits, Roma, París, Londres y Japón, Indochina, esquí, Picasso, Generación X y En rodaje.
A pesar de que se le conoce casi exclusivamente como maestro de la fotografía en blanco y negro, Capa comenzó a trabajar asiduamente con película en color en 1941 y no la abandonó hasta su muerte, en 1954. Estas imágenes, con las que aproximó a los lectores europeos y americanos las vidas de gente de todo el mundo, marcaron un punto de inflexión respecto al reportaje de guerra que había dominado la carrera temprana de Capa. Su virtuosismo técnico y su habilidad para captar la emoción humana, le permitieron transitar libremente por el blanco y negro y el color, y emplear el cromatismo para complementar y vivificar sus escenas sobre papel.
Las fotografías en color cubren un variado espectro de temas, desde un acercamiento costumbrista a hombres y mujeres trabajadores del campo en la URSS, hasta una audaz mirada al estilo de vida de la costa francesa o a la moda del esquí en las montañas suizas. Capa también retrató a personajes ilustres, como Pablo Picasso, Humphrey Bogart, Ava Gardner, Truman Capote o Ernest Hemingway con su hijo, en escenas espontáneas o posando. Publicadas en su día en revistas femeninas o de viajes, la mayor parte de esas imágenes nunca vieron la luz hasta fechas recientes. En conjunto, una visión del mundo significativamente diferente de los reportajes de guerra que habían dominado los inicios de su carrera.
La muestra, organizada por Cynthia Young (conservadora en el ICP) recoge junto a más de 150 fotografías, las publicaciones donde aparecieron y documentación personal, que revelan un aspecto de la carrera del fotógrafo ignorado hasta el momento: Capa no sólo abrazó la fotografía en color, sino que la integró como parte fundamental de su trabajo de reportero gráfico durante los años cuarenta y cincuenta.
Ya en 1938, mientras cubría la guerra sino-japonesa en China, Capa escribió a un amigo de su agencia de Nueva York: “Envíame 12 rollos de Kodachrome con sus instrucciones de uso. Tengo una idea para Life”. Aunque de estos primeros experimentos con el color únicamente han sobrevivido las cuatro imágenes que Life publicó en el número del 17 de octubre de 1938, Capa mostró un claro interés por la fotografía en color tiempo antes de que se generalizase su uso entre el resto de sus compañeros de profesión.
Capa (1913-1954) es uno de los fotoperiodistas más reconocidos de todos los tiempos. Nacido en Budapest y nacionalizado estadounidense en 1946, consolidó su reputación al publicar en la revista Picture Post, en 1938, unas fotografías de la Guerra Civil Española que le valieron la consideración de “mejor fotógrafo de guerra del mundo”.
Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó para revistas como Collier’s y Life fotografianzo las devastadoras consecuencias del conflicto en unas imágenes que para muchos simbolizan la brutalidad de la contienda y que cambiaron para siempre la percepción y los estándares de la fotografía de guerra.
Si bien para sus imágenes más célebres de la segunda Guerra Mundial, como las movidas instantáneas del día-D del desembarco en Normandía, Capa utilizó la película en blanco y negro, los primeros años solía llevar consigo dos cámaras y utilizaba el color con frecuencia. Así, en 1941 fotografió en color para el Saturday Evening Post a las tropas atravesando el Atlántico a bordo de un convoy aliado, o en 1943 a las fuerzas francesas a camello en Túnez. No obstante, la mayoría de las imágenes bélicas en color rara vez llegaban a ser publicadas, en parte porque su revelado llevaba demasiado tiempo para la celeridad requerida por la prensa y en parte porque la mayoría de las revistas no se editaban en color y porque el blanco y negro era el formato elegido para la fotografía de guerra de la época y para retratar a personajes ilustres.
Con un talento extraordinario para el blanco y negro, Capa decidió adoptar el color en mitad de su carrera, lo que le exigió ajustarse a una nueva técnica y manera de ver pero también le abrió la puerta a nuevas oportunidades. La exposición muestra cómo Capa se reinventa como fotógrafo durante los años en los que no cubre guerras o conflictos políticos, logrando localizar nichos de éxito al vincular el color a la puesta en escena del ocio y el glamur.
Así, la explosión del color en su trabajo se produjo en los reportajes que realizó para revistas como Holliday (EE UU), Ladies’ Home Journal (EE UU), Illustrated (Inglaterra), y Epoca (Italia) cuyas fotografías respondían a una sensibilidad de posguerra ávida de entretenimiento, y aproximaban a los lectores norteamericanos y europeos las vidas de gente –tanto corriente como insólita – de todas partes del mundo.
Capa en color incluye fotografías que muestran desde los viajes de Capa a la URSS en 1947 con el escritor John Steinbeck o a Israel entre 1949 y 1950, hasta fotografías de bellas mujeres en estaciones de esquí de Suiza y los Alpes o en las playas de Biarritz o Deauville, de modelos y estrellas de Hollywood o de personalidades del arte y la cultura.
La muestra también incluye las impactantes imágenes en color que realizó en Indochina antes de morir, en mayo de 1954, de nuevo dedicado a la fotografía de guerra, y que fueron el preludio de las imágenes sobre Vietnam que inundarían la prensa mundial en los años sesenta.
En una de las salas de la exposición, se podrá escuchar el audio –subtitulado en español– de la única entrevista radiofónica con Robert Capa que se conserva y en la que, entre otras cosas, explica cómo tomó, durante la Guerra Civil Española, su famosa y hoy en día cuestionada fotografía “Muerte de un miliciano”.
Buenas,
Según varias fuentes, Robert Capa no fue UN fotógrafo, sino un pseudónimo detrás del cual trabajaban Endre Friedmann y también Gerda Taro. También se ha cuestionado, por ello, la autoría de algunas de sus obras más famosas, que se han atribuido directamente a Friedmann al igual que el pseudónimo.
Gracias por la información de la exposición y del resto del blog.
Saludos