No me sigas… estoy perdido, el García Alix más temprano

No me sigas… estoy perdido 76-86 es el título de la exposición que muestra hasta el día 30 de julio el Espacio AV  de Murcia y que recoge una selección de imágenes realizadas por el Alberto García-Alix, más joven, el aficionado a la fotografía que precedió al autor.

Premio Nacional de Fotografía en 1999 e icono de la movida madrileña Alix nació en León en 1956, en 1967 se traslada a Madrid y en el 76 se inicia en la fotografía. A mediados de los años 70, García-Alix tomó su cámara y de forma casual empezó a mirar a través de ella la realidad que le rodeaba. Estas primeras instantáneas que ahora son exhibidas en el Espacio AV se han convertido hoy en un testimonio que refleja con crudeza las consecuencias de una filosofía de vida y de la despreocupación y los excesos que se vivieron en aquellos años. El recorrido cronológico de la muestra finaliza en 1986, cuando García-Alix decide dedicarse de forma profesional a la fotografía, pasa a utilizar el medio formato y transforma su trabajo en una búsqueda del sujeto en sí mismo.

Alberto García-Alix ha señalado que “aprendió a enamorarse de la fotografía haciendo esas fotos. El amor lleva un tiempo. Si no hubiera hecho esas fotos no me hubiera enamorado de la fotografía”.

Un centenar de amigos, de yonquis y de rock conforman la exposición de fotografías titulada «No me sigas… que estoy perdido», en las que se muestra el universo más íntimo de Alberto García Alix, (León, 1956), así como el mundo en que vivía parte de la juventud de la década de los 70, que se inaugura hoy en Murcia.

García Alix ha calificado la exposición de «íntima, emotiva, de amigos».  Ha explicado que el proyecto se gestó en París, junto a su amigo Nicolás Combarro, comisario de sus exposiciones desde hace seis años, revisando antiguas fotografías. «Me hizo mucha ilusión verlas, es emotiva, a veces me duele verla, porque es mi entorno más íntimo y hoy ya muchos no están».

Tienen un componente documental, muestra cómo vivíamos aquella en aquella época, son retratos en blanco y negro, que incluso no podía enseñar a su familia, ha dicho el autor.

Durante la presentación de la exposición, que lleva por nombre la primera frase que se tatuó en su cuerpo, García Alix ha reconocido que al verla, a veces, siente nostalgia, emociones encontradas, de su juventud y las personas que estaban a su alrededor, y ha dicho que su banda sonora sería música de rock and roll.

Sobre la droga, presente en muchas de las instantáneas, ha dicho que los estupefacientes no eran sinónimo de soledad, sino que al contrario «tenían un alto componente social», aunque al pasar los años se vuelven más duras, porque se conocen los problemas que vinieron más tarde, derivados de ellas.

El autor, que se ha caracterizado por captar roqueros, el mundo del porno, el Madrid de la plaza de Cascorro y el Rastro y los personajes que lo poblaban, y que a lo largo de su carrera ha publicado en revistas internacionales, ha recordado que su primera fotografía fue de una carrera de motos en Alcobendas (Madrid), que luego han sido también protagonistas de sus visores.

Ha señalado que en aquella década un carrete de fotos le duraba quince días, y veía la cámara como un espejo; ahora es más como una ventana y un espejo. Ahora «soy muy diarreico», y ha confesado que ha cambiado su forma de mirar la fotografía, porque es más exigente porque la foto le pide otro tipo de reflexión.

Alberto García Alix, que narra en esta muestra, calificada de «casi antológica de la primera etapa de su carrera, y difícil» por Ángel Campos, responsable de la Fundación Cajamurcia, patrocinadora de la exposición, ha dicho que ahora le gustaría trabajar con el torero José Tomás

«Me fascina la épica del personaje, lo que ha traído al mundo del toro, pero otra cosa es coger la cámara; hacer un retrato como parte de una intencionalidad», porque una fotografía es buena «si es expresiva, si tiene pulsión, si aporta algo».

Aunque ha insistido en que no existe una foto perfecta, porque «lo perfecto es enemigo de lo bueno», dice el protagonista de la muestra, que muestra una treintena de fotografías originales, rescatadas de la colección del propio artista.

La exposición se divide en tres secciones:

Secciones de la exposición

I. Copias de nueva producción a partir de negativos originales. Amplia selección a través de la cual se construye una narración que traza los rasgos esenciales de la evolución fotográfica del artista en aquellos años. Desde sus primeras imágenes, más frescas e inocentes, a las últimas, más conscientes y construidas.

II. Fotografías de época (vintage). Es una selección de copias de época, rescatadas de los fondos del propio artista.

III. Dobles diaporamas. La obra de García-Alix que recorre estos años es muy extensa y las posibilidades narrativas de su secuenciación son casi ilimitadas. Esta exposición propone al espectador un encuentro con su universo de una forma directa, a través de dos dobles diaporamas en los que las fotografías dialogan entre ellas y con el espectador, acompañados por la música original de su amigo Daniel Melingo.

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