Los meteorólogos no hacen más que hablarnos de la ola de frío polar que se nos echa hoy encima, así que tenemos dos opciones, o quedarnos en casa procesando nuestras fotos del verano o salir a la intemperie a tomar imágenes nuevas. Pero en este caso hay que protegerse y proteger el equipo para que nuestra sesión de fotos a la intemperie no resulte penosa. Aquí te sugerimos consejos y equipo para hacer fotos con frío y que ni tú ni tu equipo sufran.
Mantener manos y pies calientes
Unas manos heladas nos impiden manejar el equipo con eficiencia, además del dolor que pueden causar y la sensación de tener los pies helados es muy desagradable. Pero evitar llegar a ese punto es sencillo.
Los guantes son un elemento imprescindible para el fotógrafo en invierno, pero nos tienen que dejar la punta de nuestros dedos libres para trabajar. En el mercado hay tanto manoplas que permiten descubrir temporalmente los dedos como mitones y cualquiera de las dos soluciones puede resultar muy útil.
No obstante además de mantener el calor hay que generarlo ya que la exposición a bajas temperaturas acabará dejándonos ateridos. Ese es el papel de los Calientamanos y también calientapiés. Han avanzado mucho y hoy podemos encontrar en el mercado desde los tradicionales de combustible sólido a químicos (totalmente inofensivos y naturales) pasando por los eléctricos con baterías.
Los más tradicionales son los de combustible sólido, pequeñas cajitas de metal revestidas de algún tipo de tela. En su interior se deposita una barra de carbón que se enciende con un mechero y su combustión mantiene la caja caliente durante un buen rato para calentar nuestras manos.
También Zippo, el famoso fabricante de mecheros de gasolina, se ha apuntado a cubrir esta necesidad con calentadores Zippo de manode mano a gasolina (de mechero) que tienen una bonita estética.
Las soluciones químicas para mantener las manos calientes son sencillas y muy económicas. En el mercado hay unos sobres cuyo contenido, una vez que se expone al aire, comienza un proceso de oxidación que hace que se desprenda calor de la bolsita contenedora. Estos pequeños sobres están pensados para meter dentro de los guantes y su proceso de desprender calor dura bastante tiempo.
Pero las ciencias adelantan y hoy las soluciones más cómodas y avanzadas son los power banks-calentadores que pueden bien cargar el teléfono móvil, bien convertirse en una calefacción portátil. Al comprarlos es importante tener en cuenta su capacidad de carga ya que de ella dependerán las horas que sean capaces de funcionar y generar calor. Esta que podemos a continuación es de 5.200 miliamperios.
Por lo que se refiere a mantener los pies calientes, las soluciones más eficientes son las químicas bien mediante parches de medio pie bien mediante plantillas completas. Ambos tienen un adherente ligero para fijarlas al calcetín y su acción comienza una vez que se quitan los protectores que traen y se exponen al aire. En ese momento, como ocurre con los calientamanos químicos, comienza la oxidación y con ella la generación de calor.
Impermeables para cámaras, objetivos y mochilas
Aunque los equipos más profesionales están pensados para trabajar en duras condiciones y aguantar incluso la lluvia, es mejor asegurarnos de que nuestro equipo se mantiene en las mejores condiciones posibles. Para protegerlo de la lluvia y la nieve se pueden usar «impermeables» de plástico especialmente pensados para las cámaras y su objetivo. Si vamos a ir a una zona donde seguro que llueve, quizás lo mejor sea un protector robusto como este, preparado para resistir abundantes precipitaciones y para alojar a una cámara con un objetivo largo.
Para una lluvia ocasional o inesperada, es una buena idea llevar siempre en la mochila del equipo una bolsa impermeable de plástico como la que viene a continuación. Es más liviana que la anterior, cabe en cualquier lado, es menos resistente -también más barata- pero puede ayudarnos a mantener nuestro equipo a salvo cuando sin que nadie se lo esperara empieza a llover.
Otros consejos importantes no tienen que ver con la compra de material específico sino con los cuidados que debemos de observar. En primer lugar, cuando se trabaja con frio, es importante tener en cuenta que las baterías duran menos, así que tendremos que tener repuestos tanto para la cámara como para el flash o cualquier accesorio con pilas.
Por otra parte, aislar la cámara y los objetivos de los elementos es importante. Para ello resulta imprescindible transportarlos en una mochila (las de Lowepro por cierto llevan todas su propio impermeable incorporado como se puede ver en la fotografía de la derecha) y mantener la cámara bajo nuestra prenda de abrigo todo el tiempo posible para evitar que baje mucho su temperatura.
Evita la condensación en la cámara
Finalmente, una bolsa de plástico, sí una sencilla bolsa de plástico, nos ayudará a mantener la cámara en condiciones. Cuando terminemos de usar la cámara metámosla en ella y dejémosla ahí un par de horas después de llegar a casa. De esa manera las gotitas de condensación que se pueden producir por los cambios de temperatura se formarán sobre la superficie de la bolsa y no en la cámara con lo que evitaremos complicaciones posteriores.
Además de eso, también es una buena idea tener junto al equipo bolsitas con gel de sílice que absorben la humedad y lo mantienen en buenas condiciones. Tendremos que usar bastantes, pero se trata de algo bastante económico
El trípode también sufre
Aunque está hecho de metal o de fibra de carbono, el trípode también sufre con las bajas temperaturas y se vuelve más frágil y quebradizo en caso de una caída o un impacto accidental. Si vamos a trabajar en condiciones extremas, quizás sea buena idea dotarlo de una funda para las patas del trípode. Por añadidura, este elemento nos permitirá agarrar el trípode sin que el metal helado de las patas nos congele las manos.
Compensa la exposición en la nieve
Para acabar, calientes y con la cámara protegida no hay que olvidar que los paisajes nevados engañan al fotómetro de nuestras cámaras. Todas la cámaras fotográficas miden para interpretar el blanco como un gris al 18% ¿Qué significa esto en la práctica? Pues que si estamos rodeados de nieve y no compensamos la exposición en el momento de la toma, las fotografías saldrán subexpuestas. Así que habrá que ajustar la exposición un poco por encima de lo indicado en el fotómetro. Una mirada al histograma nos dirá si lo estamos haciendo bien.
También, dependiendo de la cámara, es posible que el balance de blancos automático ofrezca un resultado un poco azulado, algo que podremos compensar en el momento o, si grabamos en formato Raw, en el momento de procesar las imágenes.