Cuando un fotógrafo empieza a desarrollar su afición, es frecuente que considere el enfoque como una cuestión funcional sin embargo, a medida que su dominio de la técnica avanzada, esa concepción cambiará pronto y el enfoque se irá convirtiendo poco a poco en un recurso expresivo.
En esta fotografía tomada en un jardín botánico se pueden contar en el encuadre multitud de cactus pero resulta absolutamente innegable que sólo uno es el protagonista de la imagen. El enfoque selectivo del cactus en primer término y el fuerte desenfoque del resto consiguen que sólo en el primero sea visible con detalle la espinosa textura de su superficie mientras que el resto de plantas quedan convertidas en suaves masas que permiten intuir la abundancia de cactus, al mismo tiempo que quedan convertidos en protagonistas secundarios. Si la imagen se hubiera realizado con un diafragma muy cerrado y, por ello, con una gran profundidad de campo, la imagen habría resultado algo confusa ya que no sería posible distinguir en ella un punto focal sobre el que centrar la atención.
La fotografía fue tomada con una antigua cámara Canon 300D que llevaba un objetivo macro de focal fija, un Canon EF 100MM f/2.8 USM. La velocidad de obturación fue de 1/40s a f/5,6 con una sensibilidad de 100 ISO.