A quien no lo sepa, se lo digo ahora, me emocionan los archivos fotográficos. He sufrido mucho viendo como se destruían sin remedio decenas de ellos, los de todos los estudios de barrio y de pueblo, perdidos para siempre; y disfruto escribiendo sobre «rescates» que conforme pasa el tiempo y aumenta la cultura visual del planeta, son relativamente frecuentes.
Por eso hoy quería dedicarle una entrada al rescate del archivo de Vivian Maier, un caso precioso por varias razones. La primera es que ella era una completa desconocida, una niñera a media jornada, huraña y reservada hasta lo enfermizo, que dedicaba su tiempo libre a realizar fotografía callejera. La segunda es que sus imágenes, pese a ser una aficionada toda su vida, están llenas de fuerza, destilan cercanía a los sujetos y revelan a una verdadera fotógrafa que aprendió muy bien la máxima de Robert Capa: si no está lo suficientemente bien, no estabas lo suficientemente cerca. Y ella lo estaba.
El caso es que nadie a lo largo de su vida supo que al conocerla conocía a una maestra de la imagen. Ni su casera, ni los niños que cuidaba o sus padres. Incluso cuando dejaba las fotos a revelar daba nombres falsos, en fin, que la buena de Vivian Maier era más rarita que un perro verde. Pero muy buena.
Años después en pleno imperio de las redes sociales, John Maloof que preparaba un libro sobre Chicago fue a una subasta y por menos de 400 dólares compró una caja con cientos de negativos. No sabía muy bien lo que iba a encontrar y no le sirvieron para su libro pero ¡bingo! halló un tesoro. Gracias a eso que se llama crowdfounding o financiación colaborativa, reunió 105.000 dólares -aunque sólo pedía 20.000- fue recuperando lotes de negativos comprados por otras personas -hoy posee el 90% de la obra- y con ellos creó una página web dedicada a Vivian Maier y su obra, organizó unas cuantas exposiciones y, sobre todo, ya que para eso era el dinero pedido, se puso manos a la obra de rodar un documental sobre la misteriosa niñera. Años después de su muerte, y quizás revolviéndose en su tumba por el hecho de que alguien la saque de su celoso anonimato, va camino de convertirse en un referente de la fotografía americana.
Vivian, era americana de padres europeos. En su vejez vivió arruinada y sólo gracias a la bondad de tres personas que había cuidado de niños consiguió un apartamento que ellos sufragaban. Los impagos de alquileres fueron precisamente la causa de que los lotes de película y negativos acabaran en pública subasta y gracias a ello, salvados para la historia.
El vídeo que viene tras estas líneas, está en inglés pero aunque sólo sea por ver las imágenes de Vivian Maier que reproduce, merece la pena verlo aunque no se sepa la lengua. Si además lo entendéis disfrutaréis de los testimonios y la historia.
Y el enlace al vídeo?
Perdón, ya está puesto
Gracias, muchas gracias por esta información.
Me ha interesado muchísimo la historia y las fotos, …., ¡qué fotos!
Más allá de las posibles mejoras con el procesado digital, la composición, tema, etc. son de una auténtica profesional.
Josep
Sí Josep, coincido contigo, una auténtica profesional. Qué bien que la rescataran.
Excelente historia y buenas fotos. Cuantas o cuantos como ella habrá en el mundo. Saludos