Hay fotógrafos célebres por una imagen, otros que lo son por su carrera completa y algunos que llegan a ser célebres por las personas a las que han fotografiado. Este es el caso de la británica Corinne Day, cuya biografía es inseparable del hecho de que fue la descubridora de una jovencísima Kate Moss de 15 años. El estilo de “candid shot” que empleó para retratarla para un redaccional publicado en The Face en 1990 se convirtió en un estilo de repercusión internacional, el grunge.
Day tenía 45 años cuando falleció este fin de semana, aunque sólo hoy tarde se confirmó oficialmente su fallecimiento y mañana será su funeral en Londres.
Corinne Day fue polémica hace unas décadas porque el estilo de sus modelos, interpretado como revolucionario por sus seguidores, tuvo también detractores que veían en ellas alusiones a la estética de la heroína.
Day publicó sus famosos reportajes fotográficos en la revista Voguedel Reino Unido, Italia y Japón y exhibió su trabajo en la National Portrait Gallery y la Tate Modern. Sus seguidores la presentan como una revolucionaria del mundo de la imagen y la moda que cambió la manera de ver a las modelos y la idea de belleza «inalcanzable» que proyectaban las revistas de moda.
Las imágenes de la polémica fueron las fotos de una Kate Moss de 18 años en ropa interior y con un aspecto «pálido y descarnado». A diferencia de las fotos de modelos que, como decía Woody Allen, «no existen en la realidad», se trataba de una cara lavada y sin maquillaje, pero con el agregado de una delgadez y vulnerabilidad física que la emparentaba con una «junkie». Según la entonces editora de la revista Cosmopolitan, Marcelle D’Argy Smith se trataba de fotos «trágicas y horribles» que sólo podían apelar al «mercado de la pedofilia». El New York Timesdescribía a Moss en esas fotos como «muy joven y muy muerta». Unos años más tarde la polémica no se había apagado y el mismo Bill Clinton acusaba a las fotos «de haber hecho que la adicción a la heroína pareciera glamourosa, sexy y cool». Más allá de la polémica, la carrera de Moss siguió creciendo de la mano de esas imágenes, verdadero trampolín de su carrera y el trabajo de la fotógrafa entró en los templos del arte.
Hace algún tiempo los amigos de la fotógrafa habían puesto en marcha una iniciativa “Save de Day” mediante la que vendían copias de sus antiguas imágnes de Kate Moss por 100 libras cada una para recaudar los fondos necesarios para que Day se sometiera a una operación en Estados Unidos para la que carecía de fondos.