Ha fallecido este fin de semana el fotógrafo Koldo Chamorro, una de las figuras de referencia en las décadas de los 70 y 80 que retrató desde los paisajes africanos hasta la España tradicional que plasmó en un magnífico libro: España Mágica, un referente histórico en la fotografía española de reportaje. Nacido en Vitoria pero afincado en Pamplona desde su juventud, Chamorro fue profesor habitual en cursos y talleres y por tanto tuvo un amplio contacto con generaciones de jóvenes fotógrafos.
Fue becado por Castellblanch, por el Instituto Príncipe de Viana y por la Fundación Pilar i Joan Miró, y eso le permitió estudiar con diversos maestros como Ansel Adams, Jean Dieuzaide (que viajó mucho por Aragón y realizó, por cierto, una foto inmortal de la casa de la Julianeta de Albarracín), Lucien Clergue (el hombre que inmortalizó al torero Raúl Aranda) o Brassaï, entre otros. Koldo Chamorro trabajó en la agencia Cover y realizó un impresionante reportaje sobre París por encargo de Air France. Posteriormente realizó proyectos muy diferentes: bodegones, retratos, paisajes, pero en realidad lo que le interesaba, sobre todo, era el ser humano, la emoción producida por un rostro, por una manera de mirar y de sentir. En el fondo, él quería hablar de sus amores y desamores, del paisanaje con el que se encontraba en sus viajes. Intentaba contagiar la pasión por la vida a través de imágenes inolvidables. Uno de sus trabajos más importantes fue el reportaje Algo llueve sobre mi corazón, centrado en trece personajes discapacitados.
Se sentía próximo a Cristina García-Rodero, era un maniático de la edición y se sentía un poeta de la imagen que buscaba la belleza y el temblor de la existencia. Sus fotos querían ser un poema visual y el relato de una peripecia intensa, coherente y hermosa.
Queridisimo Koldo, nunca te olvidaré, cuanto aprendí de ti y cuanto te he admirado. Ahora ya conoceras la Paz tan ansiada. Que Dios te bendiga.