Las ideas innovadoras son como el polen, flotan en el aire y, al hacerlo, son respiradas simultáneamente por muchas al mismo tiempo. Esta es la razón por la que la paternidad de inventos tan destacados como, por ejemplo, el submarino, la electricidad o la telefonía ha sido reclamadas por varias personas que trabajaban simultáneamente en su desarrollo, y no porque se hubieran espiado o robado las ideas unos a otros sino, sencillamente, porque esas ideas estaban ahí en el ambiente creado por un determinado estadio del desarrollo científico y técnico.
La editorial Cátedra acaba de publicar un interesante volumen titulado Hercule Florence. El descubrimiento aislado de la fotografía que viene firmado por el fotógrafo e investigador Boris kossoy. Este libro de corte académico, lleno de citas y bibliografía, recoge las investigaciones del autor sobre la invención de la fotografía pero no en la Francia decimonónica sino en el Brasil de la misma época. En aquellas tierras al otro lado del océano, un francés de menos de 30 años, afincado en el interior del país, logró fijar en 1833 las imágenes de la cámara oscura y fue además un paso más allá al proponer el uso del negativo y bautizar a su descubrimiento con el nombre que hoy le damos: fotografía.
Por supuesto, desde Europa y la cultura occidental dominante, siempre hemos atribuido el invento de la fotografía a Nicéforo Niepce y a Daguerre, con mención a Henry Fox Talbot por ser él, según esa historia canónica, quién introdujo el concepto de negativo al crear sus calotipos. Pues bien, las investigaciones desarrolladas por Boris kossoy hacen que tengamos que revisar ese concepto canónico de la historia de la fotografía para añadir al menos el nombre de Hércules Florence a la lista de padres del invento.
Después de más de 200 años de su nacimiento, resulta fascinante conocer a quien imaginó diferentes experimentos precursores de la fotografía. Su descubrimiento no cabe dentro del mundo de las coincidencias sino que responde a la búsqueda decimonónica por mejorar los medios de reproducción de la imagen, privilegiado desde entonces como una senda del conocimiento. El análisis de Kossoy no se agota con la fotografía. Y, por el contrario, a partir de ella abre el camino a la reflexión sobre las maneras en que la cultura latinoamericana ha sido abordada.
El libro dedica una primera parte a contextualizar cómo era el Brasil en el que vivió Hercule Floreence. La segunda parte se centra ya en la fotografía, su descubrimiento y sus antecedentes en la Europa del siglo XVIII. Finalmente, la tercera parte entra de lleno en la reconstrucción de los pasos seguidos por Florence y los distintos hallazgos fotográficos que fue logrando a través de sus experimentos. Coherente con su carácter académico, el libro incluye también un amplio anexo en el que se recogen las anotaciones del propio Hercule Florence sobre la fotografía así como un apartado dedicado a las fuentes y la bibliografía utilizados para el desarrollo de la obra.
El autor, Boris kossoy, es arquitecto, Doctor en Ciencias Sociales y profesor en la Universidad de Sao Paulo. Además de fotógrafo, galardonado con el Premio Brasil de fotografía en 2013. Ha realizado una relevante labor de investigación sobre la historia de la fotografía en Brasil así como una reflexión teórica sobre la expresión fotográfica. Entre sus publicaciones destacan Orígenes y expansión de la fotografía en Brasil siglo XIX, un Diccionario histórico fotográfico brasileiro y Lo efímero y lo perpetuo en la imagen fotográfica.
El libro puede ser adquirido en este enlace Hercule Florence. El descubrimiento aislado de la fotografía