El último libro de fotografía de Michael Freeman se titula en español El egistro de la luz: El alma de la fotografía (Blume) y creo que está destinado a convertirse en un clásico no sólo de la larga lista de obras de Freeman, sino de la literatura sobre fotografía en general.
El registro de la luz no habla de cámaras ni de objetivos o sensibilidades. Diserta única y extensamente sobre la luz natural en todas sus posibles formas y enseña al fotógrafo a comprenderla para extraer los mejores frutos al trabajar con ella.
El libro viene dividido en tres apartados referidos a cómo puede el fotógrafo trabajar con la luz: Esperar, perseguir y ayudar. El primero se dedica a las situaciones de luz que son planificables y gestionables aunque resulten pasajeras y efímeras como la hora mágica. El segundo, Perseguir -Chase en la versión inglesa- está a caballo de las dos posibles traducciones de la palabra, perseguir es una y cazar la otra. Y, de hecho, el capítulo versa sobre esas situaciones inesperadas y esquivas que el fotógrafo no puede esperar de antemano que se produzcan, simplemente ocurren y él tiene que ser capaz de capturarlas. El capítulo de Ayudar tiene que ver con todos los recursos que están a disposición del fotógrafo para modificar o modelar la luz desde los difusores, los reflectores o la luz de relleno al trabajo de procesado.
Este libro de Michael Freeman está muy lejos de parecerse a la obra al uso sobre «la iluminación en fotografía». Su planteamiento es completamente distinto y su profundidad muchísimo honda. La mayoría de los libros de iluminación en fotografía hablan de los días soleados, de los nubosos, de la hora mágica… pero el registro de la luz profundiza y disecciona. Así por ejemplo, al hablar de los días nublados, tiene subcapítulos dedicados a luz gris, luz gris suave, luz gris oscura o luz gris húmeda. Cuando llega al atardecer ofrece apartados sobre la hora dorada, la hora mágica y el ocaso azul y así con el resto de las situaciones abordadas.
Todas las fotografías de esta obra tienen la autoría de Freeman -un reputado profesional especializado en fotografía de viajes y arquitectura- y representan en su mayoría paisajes, escenarios y personajes exóticos. Como ilustraciones tienen sin embargo una valía general puesto que el efecto sobre el sujeto de la luz de una ventana rebotada en una superficie es algo universal y por tanto sus características y naturaleza, son aplicables a cualquier sujeto y lugar.
La estructuración del libro se hace mediante la maquetación de los contenidos en conjuntos de dobles páginas cada uno de los cuales tiene un sentido completo. Incluye siempre una fotografía grande y luego un apoyo gráfico que puede incorporar otras imágenes de la serie o similares y, en la mayor parte de los casos, esquemas que ayudan a comprender los conceptos explicados.
El registro de la luz. El alma de la fotografía tiene un formato prácticamente cuadrado (25,5 x 26 cm) cuenta con 256 páginas, está encuadernado en rústica y ha sido cuidadosamente impreso en China con una gran calidad
El libro puede adquirirse en este enlace: Registro de la luz: El alma de la fotografía