La noche es un buen escenario para realizar fotografía de retratos. Esta imagen de Elisa se tomó en una céntrica calle de Madrid ante el escaparate de una galería de arte contemporáneo que había localizado el día antes de la sesión.
El objetivo de la sesión era realizar retratos que tuvieran como fondo las luces de la ciudad pero en los que la modelo se encontrara iluminada por una luz totalmente controlada.
Para conseguir ambos objetivos, ajusté la velocidad de la cámara para la luz ambiente pero ajusté el diafragma para la iluminación que la modelo recibía de un flash de mano situado sobre un soporte y disparado mediante control de radio.
Con el fin de que la luz resultase suave, el flash estaba cerca de la modelo y delante del flash se colocó un paraguas translúcido que, pese a ser el modificador más económico y sencillo, resulta tremendamente efectivo y práctico, especialmente en exteriores dado que ni abulta ni pesa.
La fotografía fue realizada con una cámara de formato completo Canon 5D Mark IV que llevaba montado un objetivo Canon 70-200 f4 L. La distancia focal efectiva empleada fue de 154 mm y la cámara se disparó a una velocidad de 1/30s con una apertura de diafragma de f/ 7,1 e ISO 800.
Aunque los flashes de estudio portátiles con batería permiten llevar a la calle una fuente de luz muy fiable y rápida, no es posible montar una sesión en exteriores con ellos si no se dispone de uno o dos ayudantes.
Por el contrario, el flash de mano permite que el fotógrafo pueda trabajar prácticamente solo. La potencia del flash de mano tampoco va a ser un inconveniente pero sí lo será la velocidad de reciclado por lo que no resulta posible disparar con la misma rapidez que si estuviéramos utilizando el material de estudio.