La obra monumental de Wang Qingsong en el CAF

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Wang Qingsong es un fotógrafo chino que se caracteriza por producir imágenes con una ingente cantidad de personas involucradas en platós tan espectaculares como los utilizados en las producciones cinematográficas.

El Centro Andaluz de la Fotografía en su apuesta por ir más allá de los predomi-nantes panoramas europeo y estadounidense, en busca de proyectos contemporáneos y con un trasfondo reflexivo, ofrece hasta el 18 de abril el trabajo de Wang Qingsong, Follow me, 29 imágenes de gran formato que constituyen la única retrospectiva de este autor que se ha expuesto en España. El artista chino cuestiona el proceso de transformación y los rápidos cambios por los que está atravesando China desde su aperturismo económico. Expresa su creatividad mezclando fotografía, escultura e iconografía de la Historia del Arte en Europa, hasta lograr instantáneas de estilo gaudy art y en las que la cantidad de figurantes y las dimensiones de los platós son tan espectaculares como las producciones de cine.

Wang Qingsong trabaja en documentalismo, fotografía, video y escultura. Utiliza la fotografía para reflexionar sobre la transformación y los rápidos cambios por los que está atravesando China, centrándose en las contradicciones de la realidad social contemporánea china generada por el acelerado desarrollo económico del país, y realizando una crítica al culto a iconos globales que define en gran medida la sociedad consumista y la pérdida de espiritualidad en la China de hoy. Sin embargo, su integridad artística brilla con luz propia, pues se muestra igualmente riguroso en su crítica al tradicionalismo regresivo y a quienes tratan de rechazar presiones culturales externas.

“En sus fotografías, Wang crea historias que permiten a los espectadores cuestionar-se actitudes ante los fenómenos sociales del momento y, al mismo tiempo, se esfuerza en proporcionar una plataforma para reflexionar en profundidad sobre la sociedad contemporánea en el siglo XXI”, destacó la comisaria Tamar Arnon. Sus imágenes giran en torno a las contradicciones de la realidad social china contemporánea, donde entran en conflicto tradición, modernidad y desarrollo económico. Las referencias a la modernidad se muestran junto al imaginario con el que creció: recuerdos de heroísmo y patriotismo.

Wang es un artista que piensa a lo grande: grandes ideas, grandes conceptos y, de hecho, producciones muy grandes. La ingente cantidad de personas involucradas en sus instantáneas y las dimensiones de los platós son espectaculares. Muchas de las obras que se exhiben son de grandes dimensiones, pues sus trabajos fotográficos en ocasiones superan los 20 metros de longitud.

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Las-peticiones-de-Buda.-Wang-Qingsong

Follow me. Una retrospectiva de Wang Qingsong
Follow me, título de la exposición y de una de sus más conocidas obras, fue el primer programa de enseñanza de inglés que emitió la CCTV en 1982, en los inicios de la reconstrucción económica china. Se emitieron repetidamente a lo largo de doce años y lo siguieron diez millones de espectadores. Su importancia trascendió la enseñanza del idioma, pues muchos ciudadanos chinos conocieron a grandes rasgos el estilo de vida occidental. Veinte años después, la reforma económica china ha traído consigo considerables cambios radicales. Para ilustrar este episodio, colgó una enorme pizarra de cuatro metros de ancho y ocho de largo y garabateó con tiza muchas palabras y frases en chino e inglés. “Desde la antigua serie de televisión hasta mi fotografía del mismo nombre, mi sueño ha sido ver que China avanza hacia el mundo y el mundo conoce China”, explica Wang Qingsong.

De ahí la utilización de los grandes iconos nacionales como Buda, en cuya serie Las peticiones de Buda (1999) retrata a un Dios, también cambiado, que alza las manos en busca de dinero y bienes materiales; la serie Otra batalla (2001), inspirada en las películas que ensalzaban el patriotismo y el heroísmo, representa una batalla por defender su cultura y su país frente a la civilización occidental, sin disparos ni detonaciones; continuando la reflexión sobre el pasado, el análisis de nuestro presente y el futuro, en la serie Pasado, presente y futuro (2001), los figurantes están embadurnados de polvo plateado, dorado y barro en alusión a los cambios transcurridos desde la revolución, y sus posturas imitan las de esculturas monumentales comunistas que aún se conservan en algunas ciudades de China. “Con este trabajo espero animar a la reflexión sobre la historia del pasado, la recons-trucción del presente y la belleza del futuro”, argumenta Qingsong.

No escapa de su crítica las contradicciones sociales que provoca el choque de culturas. Así, la mayor obra de la exposición, de 1,20 x 12 metros de largo y producida en un estudio de cine de Pekín de más de 1.700 metros cuadrados, es China Man-sion, donde muestra a invitados extranjeros, emulando posturas de pinturas de Ingres, Courbet, Manet, Gaugien, Klein, Boucher, Rembrandt, Rubens, Man Ray y otros artistas, “para que los modelos se comunicasen entre sí a lo largo de los siglos y con la cultura china para crear cierta empatía”. A la derecha, el soldado armado parece un atracador impidiendo que los honorables huéspedes se muevan con libertad. Ésta es su representación del entusiasmo de autoridades chinas por invitar a expertos extranjeros.

Por último, dos obras que giran en torno al poder de la publicidad y a la saturación mediática, Competición (2005) y Panel (2004). En la primera de ellas construyó un fondo caótico donde veinte personas compiten frenéticamente por colgar anuncios en un gigantesco panel. En la segunda reproduce un enorme cartel donde se lee “Art Works of Wang Qingsong” en homenaje a las gigantescas vallas publicitarias que bordean la segunda y tercera circunvalación de Pekín. Él se cuestiona: “¿qué poder ejercen estas consignas en nuestra mente y nuestros ojos?”

Mansión-china.-Wang-Qingsong-(fragmento)
Mansión-china.-Wang-Qingsong-(fragmento)

3 COMENTARIOS

  1. Reconozco que no conocía el término Gaudy-Art. Lo he investigado y me parece impresionante. Un artista chino, tan visionario como lúcido(combinación poco frecuente Mandelas aparte) consciente de la infiltración publicitaria y del «american way of life» como agente nada subliminal de los cambios de comportamiento de una sociedad que procedía del estatismo más absoluto. De lo estoico a lo hedonista, en algo que se dio ampliamente en la España del desarrollismo (en otra escala y concepto, por supuesto)
    En aquel tiempo se dio en llamar a ese fenómeno «alienación » y, lógicamente, a los que pasaban del arado y la radio de galena, al seiscientos y el transistor, del lavadero y la tasca, a la lavadora y al «tele-club» se les llamó alienados.
    Curiosamente el término «alienación» era utilizado por los marxistas-leninistas» pero especialmente por los maoistas. ¡Las vueltas que da la vida!

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