Coincidiendo con el día de la Mujer, el mundo de la fotografía se está volcando en actividades que ponen de manifiesto la relevancia de las fotógrafas en el desarrollo del medio. Concretamente, en el Museo Reina Sofía de Madrid se ha inaugurado un nuevo espacio de la colección titulado Frente y retaguardia: Mujeres en la Guerra Civil, que tiene a Gerda Taro como gancho informativo y donde se reflejan varios aspectos relacionados con la mujer en el periodo bélico, tanto en el bando republicano como nacional, a través de fotografías, carteles, publicaciones, postales y una película aportada por la Filmoteca Nacional.
Uno de los ganchos periodísticos para “vender” esta muestra es la atribución de un pequeño conjunto de fotografías que hasta ahora vinieron firmadas por Rober Capa, a su colega y compañera Gerda Taro. Esta atribución se hace después de varios años de investigación por parte del International Center of Photography (ICP) de Nueva York.
Para contextualizar mejor este dato que se está ahora resaltando en los medios de comunicación, es preciso recordar que Robert Capa no era un nombre real sino un pseudónimo, aparentemente inventado por Gerda Taro e inicialmente empleado al alimón tanto por Andrei Friedmann (verdadero nombre de Capa) como por Taro. Ella creó y ambos difundieron la historia de un supuesto rico fotógrafo norteamericano, Robert Capa, con el fin de darle mejor salida a sus fotos y cobrar más por ellas, el ardid fue un éxito. Esta es la razón por la que no sólo estas tres fotos que ahora se presentan en el Museo sino muchísimas otras firmadas por «Capa» durante la Guerra Española, pueden ser obra de Taro, quien murió tristemente después de ser aplastada por un blindado en el frente de Brunete (Madrid)
Además de las imágenes de Gerda Taro, también destaca en este espacio expositivo el conjunto de fotografías de Kati Horna. (Budapest, 1912 – Ciudad de México, 2000) adquirido por el Museo Reina Sofía en 2017. Gracias a la investigación realizada por Michel Otayek, las fotografías se pueden exhibir junto a una selección de publicaciones de la época donde se reprodujo su obra.
En el terreno de la fotografía, los avances tecnológicos, con cámaras más ligeras y rápidas, se tradujeron en una inmediatez en la captura de la imagen que llevó a considerar las instantáneas como testigos fieles de la realidad. La popularidad de las fotografías creció y proliferaron las publicaciones que dieron protagonismo a la información gráfica. La Guerra Civil se convirtió en el conflicto más fotografiado y significó la consolidación de la profesión de fotoperiodista y fotorreportero, con el desarrollo del formato del fotorreportaje y la implicación de los fotógrafos en la historia y en la causa. Mediante el desarrollo experimental de unos foto-ensayos de enfoque naturalista, los autores dieron expresión a su solidaridad y compromiso político.
Un espacio para ensalzar la labor de las creadoras
El papel de las mujeres durante la Guerra Civil española fue activo y diverso, tanto en el frente como en la retaguardia: activistas, representantes políticas, intelectuales, artistas, fotorreporteras, milicianas, trabajadoras… La fotografía y el arte crean imágenes que se convierten en instrumentos políticos, que persiguen influir en los receptores de las obras. Durante la Guerra Civil, la propaganda se estableció como un sistema activo para convencer y ganar partidarios, con la difusión masiva de imágenes fotográficas y una abundante producción de carteles y estampas.
Con nombre propio, destacaron fotorreporteras como Kati Horna (Budapest, 1912 – Ciudad de México, 2000) o Gerda Taro (Stuttgart, 1910 – El Escorial, 1937), que viajaron a España para cubrir el conflicto armado y difundieron su trabajo a través de publicaciones nacionales e internacionales como Umbral, Regards, Die Volks-Illustrierte o Weekly Illustrated. En el ámbito plástico, autoras como Pitti Bartolozzi (Madrid, 1908 – Pamplona, 2004) y Juana Francisca (Madrid, 1911 – 2008) crearon obra gráfica en el contexto de la guerra. Por otro lado, el rol de muchas mujeres anónimas como trabajadoras al servicio de la causa fue retratado de forma amplia en distintos medios por parte de ambos bandos, como en la película producida por Film Popular La mujer y la guerra (1938), o en la colección de postales Mujeres de la Falange (1939).