Tenía pendiente informar sobre la exposición de Bruce Labruce en la Fesh Gallery de Madrid, y mientras tanto, ¡zas!, un ataque de católicos extremistas ha logrado darle a su exposición de fotografías en la capital la mayor notoriedad posible.
La verdad es que fotográficamente hablando Labruce me produce una emoción absolutamente descriptible. Él es uno de esos artistas cuyo mensaje provocador y muy entroncado en la homosexualidad se expresa no con ésta o aquella obra, sino con el conjunto de su vida y sus intervenciones artísticas ya sean instalaciones, películas o fotografías. Sin embargo, personalmente no creo que el resultado individualizado de sus imágenes vaya con los años a quedar como una de las cumbres del género fotográfico. Nada que ver, por poner otro ejemplo de provocación, con la maestría incontestable y el interés fotográfico de un Mapplethorpe.
El episodio de Madrid no es nuevo, el trabajo de Bruce Labruce ha sido habitualmente confiscado por diversas aduanas desde la década de 1980 y estigmatizado y juzgado de “Obsceno”, LaBruce sabe un par de cosas sobre el territorio del “tabú”, la representación de lo irrepresentable, el amor que no osa decir su nombre. Recientemente, en el verano de 2011, un cargamento de 400 Polaroids que fueron expuestas en la Gallery Wrong Wether en Oporto, Portugal, para la exposición «Polaroid Rage: Survey 2000 – 2010» fue confiscado por la aduana canadiense y declarado “Obsceno”, prohibiendo el ingreso de este material en Canadá, de donde es nativo LaBruce. El año anterior, su película “L.A. Zombie” se consideró obscena y se prohibió en toda Australia. Sin embargo, LaBruce, impertérrito, sigue produciendo el trabajo haciendo caso omiso de los límites de la censura, desafiándola. “Santo the Obscene”, su nueva película, que se rodará en el año 2012 en España, no será una excepción.
La exposición que se presenta en la Fresh Gallery, Obscenity, en palabras de los organizadores, «no necesita ser sexualmente explicita para ser obscena, ni tampoco depende de la vulgaridad o de lo extremo. Obscenity ofrecerá una variedad de imágenes -algunas gentiles, algunas románticas, otras espirituales y algunas grotescas- que intenta redefinir la naturaleza del fetiche y del tabú, de santificar esta imaginería y de posicionarla más cercana de lo divino. Las vidas de los santos están llenas de actos extáticos y sublimada sexualidad que se expresan de las formas más perversas y sexuales. Obscenity presenta una serie de retratos que ilustran esta convergencia divina entre lo sagrado y lo profano».
De toda la colección presentada, la fotografía que se ha convertido en caballo de batalla es la que encarna el matrimonio Alaska-Vaquerizo representando una Piedad. Os dejo otro par de obras para que juzguéis su interés por vosotros mismos… Respecto a los energúmenos que atacaron la galería, vociferaron frente a ella e intentaron lanzar un cóctel molotov, se puede decir que eso sí que es una gran obra, una magnífica representación de la estupidez humana interpretada por gentes que de seguro no tuvieron ninguna dificultad para meterse en su papel de bestias.
Hacía falta ya un poco de impostura 😉