Don McCullin es hoy un venerable anciano que fotografía plantas y flores en su casa de Somerset, pero no siempre fue así. Ese nombre es también el de un mito, un fotógrafo que desde finales de los 50 decidió, casi casualmente, coger su cámara y fotografiar con ella a los pobres, los desfavorecidos y, sobre todo, las guerras que a lo largo de la segunda mitad del siglo XX estremecieron al mundo: Vietnam, Biafra, Camboya, Beirut…
Las imagenes de Don McCullin han movido conciencias, han desgarrado el corazón de la opinión pública porque las hizo en un momento en el que todavía la fotografía tenía el monopolio de crear los iconos capaces de representar los acontecimientos de la Historia.
El documental que viene a continuación fue dirigido en 2012 por Jacqui Morris. McCullin, sintiéndose enfermo y temiendo la muerte, quiso contarlo todo, todo lo que había sentido a lo largo de su amplia carrera. Finalmente, el fotógrafo se recuperó pero, gracias a ese impulso, podemos disfrutar de un documental realmente maravilloso por su fuerza, derivada de la sinceridad con la que McCullin aborda los trágicos momentos vividos como testigo de mil y una tragedias.
La cinta está en inglés con subtítulos en español y es altamente recomendable.