Atrévete con todo: macro, panorámica, nocturna, retrato…

Hacer fotos es divertido, pero lo es mucho más si olvidas las limitaciones y dejas de fotografiar  sólo a los niños, la familia o los monumentos. Con tu cámara puedes abarcar mucho más y en ellos hay mucha diversión esperándote.

Prácticamente cualquier cámara digital de hoy en día es capaz de abordar con éxito múltiples sujetos como los paisajes, las fotografías nocturnas, los retratos, la macrofotografía e incluso las panorámicas.

Por supuesto, llegar a obtener satisfacciones será cuestión de algo de tiempo y práctica, pero estamos en verano y se supone que tenemos más tiempo que el resto del año, así que si de verdad eres aficionado, coge tu cámara y a empezar.

Macro. No sólo las reflex sino las compactas modestas son en su mayoría capaces de hacer fotografía macro. En ocasiones las compactas tienen la ventaja añadida de una distancia mínima de enfoque muy reducida que permite tomar interesantes imágenes de flores e insectos o, por qué no, de objetos cotidianos captados desde un ángulo novedoso y próximo: gotas de agua sobre superficies, tornillos, monedas, texturas… concéntrate en buscar una luz atractiva, procúrate un apoyo para la cámara (a esa distancia cualquier pequeño movimiento de la cámara se amplifica muchísimo) dispara y comprueba los resultados. Como vas a tener poca profundidad de campo (partes de la imagen que están enfocadas) juega con los desenfoque. Ah y si usas una compacta no te olvides de ajustar tu cámara para macro.

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Panorámicas. No importa lo grande que sea el gran angular de tu cámara, seguro que vas a encontrar paisajes o interiores donde la escena se escapa del encuadre, necesitas tomas más de una fotografía para que salga todo. No te preocupes, hazlo y confía luego en la habilidad de las opciones automáticas de Photoshop o de otros programas especializados (Photo Stitcher, Panorama Factory) para juntar las fotos. Es una técnica divertida y gratificante. A la hora de la toma no te olvides de bloquear el enfoque y la exposición de modo que sea la misma en todas la imágenes que tomes. Solapa las tomas un 40% entre ellas. Por supuesto las panorámicas perfectas se hacen con la cámara en un trípode, pero si no dispones de él no renuncies a esta técnica. Simplemente, asiéntate en un punto y sin desplazarte ve girando sobre tu eje a medida que disparas tu cámara.

Retratos. Una cosa es la foto de recuerdo de tu novia o tu novio en un tiovivo y otra muy distinta un retrato del que te puedas sentir orgulloso. Si te aventuras en el retrato, lo primero de todo tómate tu tiempo. No esperes hacerlo en 5 minutos. Tanto el sujeto como el fotógrafo necesitan familiarizarse con la situación y relajarse antes de empezar a conseguir los mejores resultados. Antes de hacer las fotos, si el sujeto es una mujer, dile que se arregle y se maquille con esmero y que use abundantes polvos translúcidos para evitar los brillos. Después busca una buena fuente de luz. Lo ideal es un espacio bien iluminado pero sin rayos de sol directos, un sombra luminosa por ejemplo o la luz lateral entrando por una ventana. Conseguir un buen retrato requiere muchos disparos, no te desanimes,  lo normal es que no quede bien a la primera. Enséñale al sujeto los resultados en el visor de la cámara conforme avance la sesión y te sientas seguros de ellos, con eso se relajará y se animará para seguir posando.

Paisajes. Si estamos en ruta, los paisajes nos salen al encuentro cuando nos salen al encuentro y no tenemos posibilidad de controlar la luz, pero no siempre es así. Si estás por unos días en una localidad busca la mejor hora del día para fotografiar el paisaje. Aventúrate fuera de la cama en la madrugada o fotografía durante la puesta de sol o al anochecer si quieres conseguir tomas realmente espectaculares. Se consciente de las limitaciones de la cámara (tanto la digital como la analógica) a la hora de captar contrastes. Si el cielo está muy iluminado y la tierra poco es posible que no se pueda captar correctamente todo a la vez (no entra en el rango dinámico de nuestro sensor que es unos 5 diafragmas). Si la diferencia es muy extrema tendrás que elegir y apostar por sacar correctamente expuesta una parte u otra. Si la diferencia no es tan grande haz una exposición de compromiso teniendo en cuenta que las zonas totalmente quemadas no son recuperables con Photoshop. Si no hay información en ellas (blanco absoluto) no hay nada que tratar. Si tu cámara permite los ajustes manuales usa esta regla: mide la luz de zona más iluminada de la imagen y sobreexponla (sí sobrexponla) dos diafragmas. Este es el límite (latitud) de sobreexposición que acepta un sensor sin llegar a quemar la imagen. Luego tendrás que trabajar un poco por zonas en Photoshop para conseguir equilibrar sombras y luces.

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Nocturnas. No hay foto nocturna sin un trípode… o un punto de apoyo como un banco, un poyete, un capó de un coche, el suelo, etc. Si quieres captar la belleza de un monumento iluminado o el atractivo de la noria mientras los niños montan en ella busca tu punto de apoyo. Dispara la cámara en la función de “selftimer” (disparador automático) para no hacerla vibrar con tu dedo. Y al exponer, si las luces no llenan el encuadre sino que ocupan una pequeña parte de éste, no te olvides de compensar negativamente la exposición (- 1 ó -2 EV) ya que de lo contrario las luces quedarían sobreexpuestas.

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