Alberto Schommer nació en 1928 y muy pronto cogió las cámaras de su padre, fotógrafo profesional en Vitoria, para iniciar la que iba a ser la carrera de su vida aunque por entonces él pensaba que su destino era ser pintor. Cuando le conocí en el año 80 y le entreviste en su estudio de la calle madrileña de Zurbano me impresionó la manera en la que se reivindicaba como artista.
Ya era un triunfador, sus Levitaciones y sus Retratos Psicológicos habían llenado las páginas del ABC y El País y posar delante de su objetivo era todo una demostración de que se era alguien en aquella España de la Transición. Pero Alberto Schommer quería para sí mismo algo más que la popularidad, aspiraba al reconocimiento, no ya como fotógrafo sino como artista y, no cabe duda, de que sus imágenes reflejaban esa aspiración.
Hasta que le llegó el momento de triunfar con el retrato, Alberto Schommer había transitado todos los caminos posibles en la fotografía, desde la imagen de moda a los bodegones pasando por las portadas de discos y otros trabajos editoriales. Después de encontrar el camino de la fama en el retrato, siguió cultivando otros géneros, especialmente la fotografía de viajes que quedó plasmada en multitud de libros, posibles porque siempre demostró una gran habilidad para encontrar patrocinador.
El paso de los años no hizo que bajara en ningún momento la guardia en la defensa y reivindicación de su condición de artista distinguido. Quizás el reconocimiento importante que más le gratificó y antes le llegó fue el de su nombramiento como académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Otros se harían esperar. El Premio Nacional de Fotografía, la máxima distinción que se otorga en España a un fotógrafo, no le fue concedido hasta 2013, era demasiado tarde quizás y, aunque la distinción le satisfizo, sintió resquemor por la demora y tristeza por el hecho de que ese premio no pudiera ya celebrarlo con Mercedes, su esposa, su fiel compañera, su entrañable soporte.
Hace diez años, Alberto Schommer deseoso de que su obra trascendiera sus días, puso en marcha la fundación que lleva su nombre y que gestiona la organización y digitalización de su amplio archivo. Ahora ha llegado el día. Su obra queda para siempre, su recuerdo vive entre quienes le conocimos.
En el siguiente vídeo se puede ver una amplia e interesante entrevista realizada hace pocos años dentro de la serie La Voz de la Imagen producida por el Ministerio deCultura de España y realizada por Publio López Mondejar
Alberto Schommer from PROMOCIÓN DEL ARTE on Vimeo.