No es la primera vez que hablamos de fotografía con tiempo adverso, pero es que todos los años tenemos invierno y fotografiar cuando la temperatura baja, llueve o nieva hace más difícil el trabajo del fotógrafo. Quizás alguno de los consejos que vienen a continuación y alguno de los accesorios que se sugieren puede que te haga sobrellevar el mal tiempo con buena cara.
Mantén tus manos calientes
La parte más importante de cualquier equipo fotográfico es el fotógrafo, claro está. Cuando tomamos fotografías en la montaña, en un paraje nevado o, simplemente, mientras hiela o hace mucho frio, nuestras manos están muy expuestas y puede que acaben respondiendo mal. Por esa razón una idea buena y barata es adquirir unos guantes que nos protejan del frio pero nos permitan tener la punta de nuestros dedos libres para trabajar. En el mercado hay tanto manoplas que permiten descubrir temporalmente los dedos como mitones y cualquiera de las dos soluciones puede resultar muy útil.
Por supuesto, los guantes no generan calor, simplemente lo conservan y cuando llevamos mucho tiempo en el campo o la ciudad a baja temperatura es posible que necesitemos algo más. En ese momento es cuando resulta adecuado recurrir a los Calientamanos que son un sencillo invento nacido para la caza. Se trata de cajitas metálicas forradas que alojan en su interior una barra de combustible sólido que hay que encender con un mechero y que los convierte durante un buen rato en una pequeña calefacción portátil para calentar las manos.
Aislar el equipo de la lluvia y el frío
Aunque los equipos más profesionales están pensados para trabajar en duras condiciones y aguantar incluso la lluvia, es mejor asegurarnos que nuestro equipo se mantiene en las mejores condiciones posibles. Para protegerlo de la lluvia y la nieve se pueden usar «impermeables» de plástico especialmente pensados pzara las cámaras y su objetivo. Si vamos a ir a una zona donde seguro que llueve, quizás lo mejor sea un protector robusto como este, preparado para resistir abundantes precipitaciones y para alojar a una cámara con un objetivo largo.
Para una lluvia ocasional o inesperada, es una buena idea llevar siempre en la mochila del equipo una bolsa impermeable de plástico como la que viene a continuación. Es más liviana que la anterior, cabe en cualquier lado, es menos resistente -también más barata- pero puede ayudarnos a mantener nuestro equipo a salvo cuando sin que nadie se lo esperara empieza a llover.
Otros consejos importantes no tienen que ver con la compra de material específico sino con los cuidados que debemos de observar. En primer lugar, cuando se trabaja con frio, es importante tener en cuenta que las baterías duran menos, así que tendremos que tener repuestos tanto para la cámara como para el flash o cualquier accesorio con pilas.
Por otra parte, aislar la cámara y los objetivos de los elementos es importante. Para ello resulta imprescindible transportarlos en una mochila (las de Lowepro por cierto llevan todas su propio impermeable incorporado como se puede ver en la fotografía de la derecha) y mantener la cámara bajo nuestra prenda de abrigo todo el tiempo posible para evitar que baje mucho su temperatura.
Evita la condensación en la cámara
Finalmente, una bolsa de plástico, sí una sencilla bolsa de plástico, nos ayudará a mantener la cámara en condiciones. Cuando terminemos de usar la cámara metámosla en ella y dejémosla ahí un par de horas después de llegar a casa. De esa manera las gotitas de condensación que se pueden producir por los cambios de temperatura se formarán sobre la superficie de la bolsa y no en la cámara con lo que evitaremos complicaciones posteriores.
Compensa la exposición en la nieve
Para acabar, calientes y con la cámara protegida no hay que olvidar que los paisajes nevados engañan al fotómetro de nuestras cámaras. Todas la cámaras fotográficas miden para interpretar el blanco como un gris al 18% ¿Qué significa esto en la práctica? Pues que si estamos rodeados de nieve y no compensamos la exposición en el momento de la toma, las fotografías saldrán subexpuestas. Así que habrá que ajustar la exposición un poco por encima de lo indicado en el fotómetro. Una mirada al histograma nos dirá si lo estamos haciendo bien.
También, dependiendo de la cámara, es posible que el balance de blancos automático ofrezca un resultado un poco azulado, algo que podremos compensar en el momento o, si grabamos en formato Raw, en el momento de procesar las imágenes.