Canon PowerShot G5 X, la compacta de gama alta con maneras de réflex

Aunque estés enamorado de las cámaras réflex, hay momentos de la vida en los que quieres tener a mano una compacta llevadera que te acompañe a cualquier lado sin demasiado peso pero te proporciones imágenes de calidad. El último lanzamiento de Canon, la PowerShot G5 X, es precisamente esa compacta de alta gama que cualquier fotógrafo de réflex querría tener a mano cuando no lleva su DSLR.

Se trata de una cámara que, además de los automatismos, le ofrece al fotógrafo todo el control manual que pueda desear en la determinación de la exposición o el ajuste del enfoque. Pero además tiene dos argumentos definitivos para enamorar: un magnífico visor óptico incorporado con una resolución de 2.360.000 píxeles, que nos permite mirar «a través de la cámara» y no en el respaldo de ésta; y un sensor de una pulgada, un tamaño considerable gracias al cual la calidad de las imágenes captadas será alta y el ruido razonablemente bajo. El sensor trabaja con un rango ISO que va de 125 a 12.800 y produce imágenes con una resolución de 20 megapíxeles.

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Esta compacta de gama alta  viene dotada de un objetivo zoom 4,2x con una distancia focal equivalente de 24 a 100 mm. No es desde luego un superzoom de los que portan las cámaras bridge, pero resulta adecuado para interiores, arquitectura, retratos… en fin una amplia gama de sujetos fotográficos que prácticamente sólo dejaría fuera la fotografía de naturaleza. Por otra parte, la menor longitud de zoom está perfectamente justificada por la apertura máxima de la lente ya que ésta oscila entre f/1,8 y  f/2,8, es decir una gran luminosidad sin paliativos que no sólo permitirá capturar sin cortapisas sujetos con luz escasa, sino que además posibilitará el conseguir fotografías con un marcado desenfoque y agradable bokeh. La distancia mínima de enfoque que permite la lente es de 5 cm cuando está en gran angular y 40 cm ajustada a tele.

De cara a las situaciones de escasa luminosidad la Canon PowerShot G5 X cuenta con otra potente herramienta: su sistema de estabilización de cinco ejes que, según la estimación del fabricante, permite compensar hasta 3 puntos de diafragma o lo que es lo mismo, disparar por ejemplo a 1/15 s con la misma seguridad y ausencia de trepidación que si hubiéramos ajustado una velocidad de 1/125 s.

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El otro punto crítico de una cámara, el enfoque automático, cuenta en la Canon PowerShot G5 X con un sistema de 31 puntos AF seleccionables por bloques o uno a uno, con lo que se puede ajustar el enfoque en cualquier parte de la imagen sin necesidad de recomponer antes de disparar.

Como era de esperar en una compacta de esta categoría, la cámara puede grabar las fotografías en formato RAW que será, sin duda, la elección por defecto para sus usuarios. En cuanto a la grabación de vídeo la elecciones son múltiples teniendo en la cumbre de ellas el formato Full HD (1920×1080) a 60 frames por segundo.

La ergonomía de la Canon PowerShot G5 X es un extremos muy cuidado. Aunque se trata de una cámara pequeña y de peso relativamente liviano (337 gramos) está dotada de un potente grip que permite un agarre firme. Por otra parte, los usuarios de réflex encontrarán su uso muy cómodo ya que gracias al visor incorporado dentro de la cámara, podrán manejar esta como su DSLR. Llama la atención y facilita su uso, la novedosa inclusión de un dial colocado en la parte frontal de la cámara que aumenta las posibilidades de control sin separarla del ojo. Por lo que se refiere a la pantalla, es táctil y de ángulo variable, lo que facilita la grabación de vídeo.

Se estima que el precio de la cámara se encontrará ligeramente por encima de los 800 euros una vez que llegue al mercado.

 

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