Canon M3, una CSC con muy buena calidad de imagen y acabado profesional

Durante unos días hemos disfrutado de la compañía de la nueva cámara Canon EOS M3, la apuesta más firme hasta el momento de Canon por las cámaras CSC, es decir las compactas de objetivos intercambiables. No obstante, esa definición de CSC puede llegar a resultar engañosa para algunos porque, a diferencia de lo que ocurre con la mayoría de las compactas, la Canon EOS M3 cuenta con un sensor grande, de tamaño APS-C (el que equipa la mayoría de las cámaras réflex) que es un CMOS de24,2 megapíxeles dotado de procesador Digic 6, lo que permite a los usuarios de esta cámara que las imágenes captadas tengan un buen tamaño de píxeles y una buena calidad cuya profundidad tonal es muy extensa gracias al RAW de 14 bits. Esto también contribuye a que la respuesta con sensibilidades ISO altas (se puede ajustar de 100 a 12.800) sea buena y el rango dinámico también.

Desde el punto de vista de la ergonomía, la manejabilidad y el acabado, la Canon EOS M3 es una cámara que resulta muy agradable de manejar. Una empuñadura bastante pronunciada hace que sea fácil de sujetar y el tacto rugoso de su superficie contribuye a trasmitir la sensación de que se trata de un producto con un buen acabado. El peso también contribuye a reafirmar esa sensación porque, si bien no se trata de una cámara pesada en absoluto, tampoco es tan liviana como para hacernos sentir que tenemos entre manos una cajita de plástico. Respecto a la facilidad de transporte, es importante tener en consideración que ninguna cámara CSC se puede considerar como un aparato «bolsillero» porque los objetivos intercambiables que monta le dan cierto volumen. Pese a ello, el peso y el volumen del conjunto cámara-objetivo (la hemos probado con el 18-55 mm) es lo suficientemente reducido como para transportarla a cualquier lado y tenerla colgada en nuestro hombro durante las largas horas que puede durar una jornada de viaje o excursión sin mayor problema.

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Si nos fijamos en la usabilidad, la Canon EOS M3 está muy bien diseñada. El dial principal alrededor del disparador se maneja con mucha sencillez igual que el secundario situado en la parte trasera al alcance del pulgar. Cuando se trabaja en modo manual los controles de velocidad y diafragma se adjudican a cada uno de estos dos diales de manera que en no es necesario presionar ningún botón para que un dial cambie de función (cosa que ocurre en otras cámaras Canon) lo que permite trabajar con mayor rapidez y comodidad.  Los diales sobre la cámara y al alcance del pulgar están dedicados a la compensación de exposición y la elección de modos (automático, manual, prioridad apertura, etc.). La cámara, además de disponer de múltiples modos de exposición, incluyendo la posibilidad de que sea la cámara la que escoja inteligentemente el modo más adecuado. También es posible almacenar y acceder fácilmente a ajustes personalizados.

Adicionalmente, es posible controlar con sencillez la cámara desde un teléfono inteligente gracias a sus capacidades Wi-Fi y NFC.

La pantalla de la cámara mide 3 pulgadas y es táctil por lo que en se puede accionar directamente sobre ella para escoger opciones como, por ejemplo, el punto de enfoque. Además de esa importante característica, hay que resaltar sus posibilidades de movimiento ya que es capaz de girar hasta 180° hacia arriba, lo que nos permitiría desde hacer fotografías disparando a la altura de la cadera (90º), hasta controlar la imagen de un selfie (180º). Hacia abajo la movilidad es de 45°, suficiente para permitirnos, por ejemplo, hacer fotografías con los brazos extendidos por encima del nivel de la cabeza en una aglomeración de personas sin perder el control visual del encuadre.

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Por lo que se refiere a la velocidad de enfoque y disparo, hay que señalar que la primera es mejor que la segunda. La cámara, que tiene 49 puntos d enfoque y enfoca con una rapidez razonable. Sin embargo, nos ha parecido demasiado prolongado el lapso entre disparo y disparo (grabando en formato RAW), esto unido a una capacidad de ráfaga de 4 cuadros por segundo hacen que no sea un aparato muy apropiado para la toma de fotografía en situaciones que requieren rapidez de reacción entre una toma y la siguiente.

El apartado de grabación de vídeo ofrece calidad Full HD y la posibilidad de utilizar, 24, 25 o 30 frames por segundo. La grabación se puede hacer con funciones de autofoco, seguimiento de sujeto y foco continuo que funcionan razonablemente bien, si bien, el ajuste del foco lleva un tiempo como es de esperar en un sistema automático. La estabilización y el poco peso del aparato permiten una grabación a mano alzada bastante correcta.

Canon no tiene una trayectoria larga en el segmento de las cámaras CSC y eso se deja notar en la gama de objetivos disponibles específicamente diseñados para ellas. Además del objetivo que hemos podido probar de 18-55 mm están en el mercado el Canon EF-M 22 mm, el Canon EF-M 11-22mm f/4-5.6 IS STM y el Canon EF-M 55-200 mm f/4.5-6.3 IS STM. También es posible utilizar en esta cámara los objetivos de las réflex de Canon pero ello requiere disponer de un adaptados y, obviamente, le añade a la cámara un peso extra que, de alguna manera, la desnaturaliza.

A continuación una galería de imágenes tomadas con la Canon M3 en diversas situaciones de luz.

 

 

 

 

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