El dédalo de callejuelas que componen la Kasbah de Marrakech es un intrincado laberinto ocupado no sólo por mercaderes sino también por artesanos que desarrollan allí su oficio, generalmente agrupados por calles tomadas por los integrantes de una misma profesión.
Paseando por allí, llegué para mi sorpresa a una industriosa zona ocupada por tintoreros. Era tarde y la actividad escasa. Dentro de una de las angostas covachas, un hombre seguía realizando su penosa labor. El habitáculo donde estaba era realmente oscuro. La única iluminación disponible provenía de una bombilla colocada justo sobre la zona de trabajo, la pila donde sumergía los tejidos, y la luz que entraba por la puerta, a esa hora ya escasa.
El ambiente resultaba tremendamente plástico con él trabajando entre las nubes de vapor que salían de la pila, así que decidí que no era el momento de sacar el flash de la bolsa, encenderlo y ajustarlo porque, muy probablemente, perdería la oportunidad fotográfica. Así que decidí tentar la suerte y disparar con la luz disponible pese a que ello me obligaba a utilizar una velocidad de obturación extremadamente baja (1/10 s) que posiblemente haría que todos los fotos salieran movidas. Sin embargo, no fue así. Al contrario que otras imágenes de la serie, ésta posee un nivel de nitidez lo suficientemente alto como para poder mostrarla y reproducirla sin problemas.
La imagen está ligeramente recortada por la derecha para evitar el borde de un objeto. Fue tomada con una cámara Canon 5D MarkII con objetivo Canon EF 24-70mm f/2.8L USM a una distancia efectiva de 38 mm. La velocidad de obturación fue de 1/10s a f/2,8 con una sensibilidad de 800 ISO.
Me gusta mucho la foto y el texto
Lo mismo me pasó con Fotoinspiración para el verano.
Me alegro mucho de disfrutar del trabajo que realizas de forma tan brillante.
Muchas gracias Genoveva, siempre tan generosa 🙂
Un beso