Centelles inédito en Valladolid

Instantáneas en blanco y negro sobre la Guerra Civil española que retratan la vida de la población, la crudeza de los combates o los movimientos de los líderes políticos de la época, y que estuvieron durante años escondidas en una maleta, forman la colección particular del fotógrafo Agustí Centelles que se expone hasta el 29 de agosto en la sala municipal de exposiciones de San Benito de Valladolid

La muestra, expuesta por primera, es una selección de las cerca de 9.000 fotografías de este periodo de la historia contemporánea española realizadas por Centelles, cuyos negativos fueron declarados ilegales y los cuales se tuvo que llevar el fotógrafo a su exilio a Francia escondidos.

Son imágenes de una Barcelona en conflicto, pero también de las batallas del Frente de Aragón y de la vida en el campo de concentración francés de Bram, donde el fotógrafo estuvo refugiado sobreviviendo en duras condiciones tras su exilio en 1939.

Guardias de asalto enfrentándose al ejército sublevado parapetados tras un grupo de caballos muertos, cadáveres tapados con mantas en la barcelonesa rambla de Santa Mónica o un guardia apostado en una esquina con un fusil entre sus manos y el casco bajo el brazo son algunas de las fotografías expuestas por los familiares del conocido como «El Robert Capa español».

Todas ellas salidas de la cámara de Centelles, un hombre de familia humilde que «se hizo a sí mismo» y que tuvo una vocación por la imagen que finalmente explotó a través de la fotografía, pero que en un principio le llevó a interesarse por la cámara de cine, ha explicado en la rueda de prensa de presentación de la muestra su hijo Sergi Centelles.

Ese gusto por el cine, que le llevaba a ver películas fijándose en lo plástico, pero sin enterarse del argumento, se plasma en sus instantáneas, influidas por los encuadres y puntos de vista picados y contrapicados utilizados en el séptimo arte.

Entre las personalidades de la época que aparecen en las fotografías de la exposición se encuentran figuras como el presidente de la República Manuel Azaña, el líder anarquista Buenaventura Durruti, la que fuera primera mujer en ocupar un cargo ministerial en Europa occidental, Federica Montseny; o el máximo dirigente del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), Andrés Nin.

Elaborada con la vocación de recorrer España y otros países, en esta selección de Centelles también se ven momentos como la instrucción militar de las milicias en las calles de Barcelona, las salidas hacia el frente de un tren de voluntarios o de una camioneta de miembros armados de la Federación Anarquista Ibérica (FAI); o la presencia en el Frente de Aragón de brigadistas alemanes, británicos, polacos, italianos y balcánicos.

Testifica, además, sobre el papel de la mujer a través, por ejemplo, de un mitin en la Plaza de Toros «La Monumental», de Barcelona, el retrato de una miliciana holandesa o la labor de retirada de barricadas hechas de adoquines de María Mercader, madre de Ramón Mercader, quien asesinara con una piqueta al político revolucionario soviético León Trotsky.

Ofrece también una particular visión sobre la situación de los exiliados españoles que permanecieron en el campo de concentración de Bram, en Francia, en fotografías donde se ve a un anciano despiojándose la ropa, a una fila de hombres portando sacos desde el otro lado de una verja, uno de los angostos barracones donde dormían o a una fila de personas en unas letrinas.

En su estancia en este centro, Centelles escribió un diario donde detallaba que con su esfuerzo había conseguido que allí se construyera un laboratorio fotográfico, pero donde también plasmó sus deseos de libertad, de «ser libre», «respirar a pleno pulmón» y «dejar de llevar el estigma de refugiado», según ha leído hoy su hijo Sergi.

La muestra acoge otras instantáneas, como la del beso de despedida entre Juan García Oliver y su mujer en 1933 antes de salir al frente, tomada años antes de que el fotógrafo Alfred Eisenstaedt plasmara la mundialmente conocida imagen del beso entre un soldado de marina estadounidense y una enfermera en la neoyorquina plaza de Times Square tras el final de la Segunda Guerra Mundial.

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